
Exposición «Entre Aguas» En el Castillo de La Adrada.
En lo alto de una colina, y sobre los restos de un castillo que fue estancia temporal de Enrique III, Juan II, Enrique IV y que incluso recibió la visita de los Reyes Católicos, se alza hoy la joya de la corona de La Adrada: un grandioso monumento restaurado gracias a su cesión al Ayuntamiento por parte de la familia García Moreno, antiguos propietarios del castillo, y al impulso de varias instituciones que lo han transformado en el Centro de Interpretación Histórica del Valle del Tiétar.
Todo apunta a que aquel castillo, hasta hace relativamente poco en ruinas, se construyó sobre otro más antiguo de origen romano y en el que, según la leyenda, el rey Alfonso VI mantuvo un romance con la bellísima princesa Zaida, hija política de Abenabeth (rey de Sevilla, Muhámmad al-Mutámid). La bella dama se casó con el rey castellano, poco antes de la conquista de Toledo, se acomodó en la corte castellana, renunció al islamismo y se bautizó en Burgos con el nombre de Isabel.
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